1) Descenso, de la palabra ieridá, ya que Iosef fue hecho sirviente en Egipto, y hasta fue puesto en prisión.
2) Gobierno, de la palabra rediá, ya que Iosef, luego de ser presentado ente el Faraón, se volvió el gobernador de todo Egipto.
3) Descarga, de la palabra horadá, ya que Iosef hizo descender la Presencia Divina a Egipto, como está escrito (Bereshit 39:2): "Di-s estuvo con Iosef".
Estos 3 significados indican 3 formas de relacionarnos con la preparación de la llegada del Mashiaj.Si sentimos que la vida es un "descenso",
donde el exilio ocupa un lugar muy importante, que condiciona la conexión a Di-s, donde todo es una lucha, entonces el problema con este enfoque es considerar al exilio una entidad, pues a pesar que luchemos y venzamos las dificultades, la victoria lograda no es completa, porque la lucha nos deja una marca, por así decir, las ropas están ensangrentadas de tanto batallar contra el enemigo. La segunda postura es una posición de gobierno sobre el mundo. No vemos ninguna dificultad ni molestia al cumplimiento de los Preceptos Divinos. Este enfoque fija, también, la situación del exilio. En lo que a él respecta no hay exilio, somos el gobernante por sobre el exilio.La ventaja de este enfoque es que no hay guerra. Todas las dificultades por si solas se anulan. Sin embargo, no es que se desvanecen, sino que están momentáneamente subyugadas, existe la posibilidad de que, si la persona desciende de su nivel espiritual, se despierten y molesten al servicio Divino.La tercera posición es que el judío trae a la Presencia Divina con él. Es decir, cuando el judío sale al exilio, lleva a Di-s con él y con Su poder, transforma al exilio, hasta que éste mismo lo ayuda en la observancia de Mitzvot. Este es el nivel superior, que transforma el mal de la diáspora en bien, la oscuridad en luz.Este era el nivel espiritual de Iosef. Por un lado, él descendió a Egipto, al exilio, se separó de la vida espiritual en la que vivía junto a su padre Iaacov y se introdujo en los asuntos mundanos de Egipto. Con todo eso, Di-s estaba con él, al punto de que se volvió el gobernante del imperio y el exilio mismo le sirvió a Iosef y le ayudó en todos sus desafíos. Este poder, Iosef se lo transmitió a todo el pueblo judío: no hay que asustarse por las dificultades del exilio, sino que hay que traer a la Presencia Divina dentro del exilio mismo y así traer la redención final, rápido en nuestros días.