sin obtener beneficio alguno para sí. Él fue un profeta, el vástago de una dinastía eterna prometida por Di-s mismo. Sin embargo, a pesar de todos estos asombrosos logros, ó quizás a causa de los mismos, él no estuvo satisfecho. A la tierna edad de 99, Abraham se circuncidó a si mismo, como una indicación de su deseo de acercarse aun mas a Di-s. Cuando el Rebe Shalom Dovber, el quinto Rebe de Lubavitch, tenía cinco años de edad, un día llegó llorando ante su abuelo, el Rebe Menajem Mendel, el tercer Rebe de Lubavitch: “Por que Di-s no se revela a mi como lo hizo ante Abraham?” la pregunta es una pregunta conmovedora y todos nosotros podríamos hacerla a nuestra propia manera. Es una expresión del anhelo del Alma y de su deseo de saciar su sed de espiritualidad y conexión con Di-s. Y como Di-s es infinito, la sed y consecuente esfuerzo son también infinitos. Y es exactamente así como el Rebe respondió a su nieto: “Cuando un Judío decide, a la edad de 99, habiendo ya alcanzado la cima de los logros humanos, que se debe circuncidar a si mismo para alcanzar una conexión mas profunda aun con Di-s, entonces se merece el tipo de revelación que ameritó Abraham.”
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