Un día Rabí Iaakov Itzjak de Peshisja, (“Haiehudi hakadosh” -el judío sagrado) paseaba por el campo en compañía de sus alumnos. Mientras caminaban vieron como un campesino polaco luchaba sin éxito para levantar un carro de forraje que había volcado. Cuando éste vio a los judíos, les pidió ayuda para levantarlo. Probaron levantarlo y no pudieron de ninguna forma. El campesino los miró con ojos furiosos y dijo: “¡Ustedes pueden levantar el carro pero no quieren!...”. Rabí Iaakov Itzjak se dirigió a sus alumnos
y lleno de esperanzas les dijo: “¿Escucharon vuestros oídos lo que les dijo el campesino? Podemos elevar y levantar a la presencia de Di-s del exilio y del barro, traer al Mashiaj, pero no queremos.....”. (Sijot Jaim)
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