Cuando Iosef relató los sueños que tuvo acerca de sus hermanos siendo sumisos a él, recibió una buena reprimenda por parte de ellos. Pero su padre, Iaacov, se mantuvo callado pues se preocupaba acerca de cómo les iría a sus descendientes en el mundo oscuro y hostil que los recibiría una y otra vez (Los 4 exilios del pueblo de Israel). Él sabía que Iosef poseía una habilidad única para irradiar entre su entorno, como lo demostró manteniéndose fiel a su fe, aún siendo el primer poder gobernante de Egipto, luego del faraón. De modo que Iaacov
estaba complacido con la idea que Iosef llegase hasta una posición prominente sobre sus hermanos y por lo tanto, imparta ese don único a todo el pueblo y los prepare para la era del Mashíaj. Esto vuelve a suceder con el Iosef de nuestra generación, el Rebe anterior, cuyo primer nombre es Iosef, él es quien nos da la fuerza para que en nuestra generación, se revele y llegue nuestro justo Mashíaj.
(El Rebe de Lubavitch - Sefer HaSijot 5752)
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