ese tiempo. Así, la fecha de la gueulá no nos ha sido revelada de modo que cada día, cada hora, cada minuto, esperemos al Mashíaj, considerando su llegada no solo como un acontecimiento distante e inevitable, sino como algo que puede suceder en cualquier instante. En un nivel más profundo (Sefer HaSijot 5750 del Rebe), retener esa fecha entrelaza galut con gueulá, porque aún mientras estamos en galut podemos "vivir con la redención" (es decir, vivir ahora con el espíritu de la era de la redención) y estar preparados para su llegada concreta. Sorprendentemente, el mismo segmento talmúdico que afirma "que expire el espíritu de los que calculan la llegada del Mashíaj", prosigue empeñada en tal cálculo. Lo mismo hacen Rabí Saadiá Gaón (Emunot VeDeot 8), Maimónides (Igueret Teimán), Najmánides (Séfer HaGueulá, shaar 8), Abravanel (Maainei HaIeshúa)y Rabeinu Bejaié (comentario sobre Génesis 2:3).Esta aparente contradicción puede ser explicada. El Talmud prohibe calcular la fecha de la gueulá para que la difusión no conduzca a la desesperación. No obstante, si el pueblo judío está espiritualmente empobrecido e inclinado a toda clase de creencia banales, es entonces importante revelar la fecha a fin de inspirar a los judíos con la esperanza de la inminente redención. De ahí el cálculo de Maimónides en Igueret Teimán, una obra escrita para combatir el falso mesianismo de su época.
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