El Zohar nos enseña que la presencia de Di-s es una constante.
Él está en todas partes y en todo. Pero nosotros no siempre somos conscientes de ello. Si lo fuéramos, nuestra intensa conciencia nos impulsaría a actuar acordemente.
En cierto sentido, seríamos obligados. A fin de que nosotros funcionemos bajo una semblanza de libre albedrío, Di-s se oculta a Si mismo y nos deja a nosotros discernir lo bueno de lo malo.
Pero, en la era Mesiánica, percibiremos,
veremos y sentiremos la Divina energía que es la fuente y la esencia de todas las cosas.