A una tableta para escribir plegada: sus manos descansan en sus dos sienes, sus dos codos en sus dos piernas, y sus dos talones contra sus dos nalgas. Su cabeza permanece entre sus rodillas. Su boca está cerrada y su ombligo está abierto. Come lo que come su madre, y bebe lo que bebe su madre. Tan pronto ingresa en el espacio del mundo, el órgano cerrado (boca) se abre, y el órgano abierto (ombligo) se cierra".(Nidá 30b).De este párrafo talmúdico desprende que los miembros del embrión no son diferentes de los del niño nacido, salvo que muchos de ellos no funcionan en la matriz. No obstante, existe una diferencia esencial: la singularidad del hombre radica en su cerebro; por eso la posición de su cabeza por encima de todos sus órganos. Pero la cabeza del embrión se ubica entre sus rodillas, porque la superioridad de la cabeza no es aún manifiesta. Además el embrión no puede hablar u oler, sus pulmones no inhalan, y su vida se reduce a la supervivencia y el desarrollo. Sólo después del nacimiento ve, oye, saborea, respira, come y vive de verdad. La etapa embrionaria se asemeja al galut. Porque en el exilio el judío estudia Torá, ora con devoción y ama y teme a Di-s, pero no ve la Divinidad ni oye la palabra de Di-s clamando de cada rincón de la creación. Ve al universo como auto-suficiente. Sólo tras mucha meditación se percata de que la Divinidad sostiene cada momento de la Creación. Asimismo, tal como el embrión no saborea ni entiende la nutrición umbilical, el judío en el galut no ejercita intensamente las mitzvot, sino que las hace por rutina. Nuestro anhelo por la redención es comparable al deseo del embrión de nacer, abrir sus ojos y oídos al mundo. Sólo con la redención mereceremos la revelación de luz de Di-s a nuestros ojos. Entonces "...toda carne verá junta porque la boca de Di-s ha hablado"(Isaías 40:5)
Después de la gueulá, cuando los judíos estudien Torá y cumplan las mitzvot, todo su cuerpo se conectará con Di-s (de hecho la palabra mitzvá está emparentada con la palabra tzavta, que significa "conexión"). Al ser conscientes de nuestra conexión con Di-s abandonaremos nuestro estado fetal y nos convertiremos en seres que ven, sienten y viven.Así como el embarazo precede al nacimiento, el exilio nos prepara para la redención. Cuando el judío ansía deveikut (unión) con Di-s, lo ama y le teme a pesar de su ocultamiento en el galut, se prepara para la gueulá. (Torá Or, Vaerá, Rabí Shneor Zalman de Liadí, el Alter Rebe)
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