De lo contrario, ¿por que los crearía Di-s? ¿Por qué Él les permitiría existir? Así que tenemos a estos seres criminales, terroristas, etc, que por un lado se oponen totalmente al plan de Di-s para la humanidad (bondad, solidaridad, paz) y que por otro lado reciben su fuerza vital de Di-s. Lógicamente esta situación es insostenible. Pero Di-s no está limitado por la lógica y ciertamente que no lo está por la lógica humana. Las buenas noticias son que nosotros tampoco. Di-s no desea simplemente un mundo de luz. Él quiere un mundo donde la oscuridad por si misma decida brillar. Así que Él, en Su infinita sabiduría, crea la oscuridad y todo lo que viene con esta, porque Él desea que se torne en luz y Él nos encomienda a nosotros hacer el trabajo sucio. Él nos coloca a nosotros, en parte Alma divina, en parte cuerpo humano – en un mundo lleno de oscuridad y de confusión, tanto externa como interna, para que tengamos la oportunidad de participar en Su plan. En cierto sentido, nuestro trabajo es convencer (o coaccionar, si es necesario) a la oscuridad para que se torne en luz – tanto la oscuridad en nuestro interior así como la oscuridad en el mundo a nuestro alrededor – haciendo actos de bondad y benevolencia. Esto puede parecer una tarea imposible. Pero, después de siglos de encender pequeñas velas en un vasto mar de oscuridad, el mundo se ha tornado infinitamente mas luminoso. Todo lo que necesitamos son unas pocas velas más; un poco mas de amor, otra mitzvá, otro acto de bondad, para relucir a través de los vestigios finales de la oscuridad y traer a la humanidad a una era en que todo está bien, la era del Mashiaj.
(De las enseñanzas del Rebe de Lubavitch)