En una ocasión un grupo de estudiantes de bachillerato fue a ver al Rebe de Lubavitch. Cada uno de los estudiantes había preparado una pregunta, que le formularon al Rebe en el curso de la audiencia. Hacia el final de la reunión, después que el Rebe había respondido sus interrogantes acerca de diversos temas, un estudiante preguntó: “He escuchado decir que el Rebe tiene el poder de hacer milagros. Es esto cierto? Hace usted proezas sobrenaturales?” El Rebe replicó “La habilidad de hacer milagros no está confiada a un selecto grupo de personas,
está al alcance de todos y cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros posee un alma que es una chispa de divinidad. De forma que cada uno de nosotros posee el poder de trascender las limitaciones impuestas a nosotros por nuestra naturaleza física, sin importar cuan formidables puedan parecer. “Para demostrar esto a ustedes,” dijo el Rebe, “Haré un milagro ahora". Sonriendo a los sorprendidos rostros juveniles alrededor de su escritorio, el Rebe continuó: “Cada una y todas las personas en esta habitación decidirán ahora mejorar a si mismos en un área específica. Cada uno de ustedes seleccionará alguna mejora que ustedes mismos reconocen que es necesaria pero, que hasta ahora han percibido como que está mas allá de su alcance el lograrla. Sin embargo, ustedes tendrán éxito, demostrándose a si mismos que el alma realmente tiene el poder de sobreponerse a la “realidad” natural...”.
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