una "atmósfera mesiánica" en nuestra conciencia y haciendo de nosotros verdaderos habitantes de "la Tierra del Mashíaj". Para poder realizar este cambio en la manera en que percibimos la realidad y vivir realmente con Mashíaj debemos vencer dos obstáculos: El primero está en nuestras cabezas, producto de nuestra percepción superficial de la realidad. Este obstáculo se desvanece cuando contemplamos la dimensión interior de la realidad. En la obra Torá Or del primer Rebe de Lubavitch, el Rabí Shneor Zalman de Liadi explica que la realidad tiene su caparazón exterior de muerte y maldad y una semilla interior de vida y bondad. La elección más importante que la persona hace en la vida es entre la dimensión interior de la realidad y su coraza exterior y superficial. Cuando elegimos el bien, la cáscara externa de la realidad se comienza a impregnar con el poder del conocimiento asertivo que busca la luz interior de bondad. El segundo mayor obstáculo es el que está en el interior de nuestros corazones, creado por el sentimiento de que el Mashíaj es algo lejano e irrelevante en nuestras vidas. Este obstáculo es removido cuando nos familiarizamos con el Mashíaj y la redención y comprendemos que es posible e imperativo que venga en nuestra generación y que merecemos y tenemos derecho a ello. Es importante notar que este obstáculo interno para la redención proviene en gran medida de la pregunta de si merecemos la redención. Mucha gente cree erróneamente que el milagroso Mashíaj es incongruente con nuestra humilde generación. Les parece que no podemos cambiar para mejor y en todo caso nuestra situación espiritual sólo se ha deteriorado. Si esto es así, razonan ¿cómo puede el Mashíaj llegar en nuestra época? Esta errónea presunción está basada en un malentendido básico acerca del Mashíaj y la generación en la que debe llegar. Cuando hacemos un cambio de conciencia y nos abrimos paso a través de los obstáculos en nuestras mentes y nuestros corazones ya hemos llevado a cabo la mayor parte de la redención. Como enfatizó el Rebe en su discurso del 28 de Nisan 5751, abril de 1991, la angustia aterradora que sentimos porque estamos aún en el exilio se aplica en su mayor parte a nuestro exilio interior, de nuestras almas en su relación con lo Divino. Como está explicado en Cabalá y Jasidut, el primer paso hacia la redención es la redención del alma.
Traducción de fragmentos del libro en hebreo del rabino Cabalista Itzjak Ginsburgh: Beitá Ajishena www.dimensiones.org