cuando llega a este versículo para indicar que este punto marca el comienzo del milagro de Purím. La Torá es más que una crónica de sucesos y una legislación de leyes. Dentro del significado externo de sus versículos yacen capas sobre capas de significado, describiendo la esencia del alma humana, de la creación y la realidad, y de la relación de Di-s con nuestra existencia. En las palabras de Najmánides, "La Torá discute la realidad efímera y alude a la realidad superior". Lo mismo es cierto de los sucesos narrados en el Libro de Ester: en la versión superior, el Rey Ajashverosh es "el Rey a Quien Pertenecen el Fin y el Principio" (ajarit vereshit sheló), y Ester es Su novia, el pueblo de Israel. El estado de galut (exilio), en el que el pueblo elegido de Di-s está sujeto a fuerzas ajenas y expuesto al peligro y la persecución, en el que el justo sufre y el malvado prevalece, es un estado de sueño del Rey supremo. El sueño físico produce una distorsión del nexo entre el cuerpo y el alma y un trastornado estado de cosas dentro del ser humano: las facultades más altas del durmiente, tal como su intelecto y herramientas sensoriales, son confusas e incoherentes, mientras que sus facultades más inferiores no se ven afectadas; algunas de ellas (por ejemplo, el aparato digestivo) funcionan incluso mejor durante el sueño. El sueño es, así, la metáfora para un estado en el que la conexión entre el Alma del Mundo y el cuerpo de la creación está análogamente deformada. Di-s concede vida y existencia a Sus creaciones de una manera que es muy similar a la relación alma/cuerpo durante el sueño: el bien inherente en el hombre está descentrado y oscurecido, mientras que los elementos más vulgares del hombre y la humanidad florecen. Pero "Esa noche, el sueño del Rey fue perturbado". Esa noche, el Omnipotente despertó de Su sueño y restauró Sus genuinas prioridades frente a los diversos componentes de la creación. Así será prontamente en la llegada del Mashiaj.
Basado en una enseñanza del Rebe de Lubavitch de Purím 5743 (1983)